En la actualidad, construir marcas se ha transformado en algo altamente complejo, ya que se necesita una consistencia que considere impacto en la comunidad, diferenciación competitiva y un accionar que sea relevante. Por lo tanto, ya no es sólo contar con campañas que generen entusiasmo, sino que hay que ir aún más allá haciendo conexiones y vinculaciones tangibles con las personas, con buenos propósitos y lo que somos capaces de hacer con ellos.
Viendo las marcas valoradas que aparecen arriba en los rankings de diversas encuestas, se observa que son aquellas del ecosistema digital / RRSS y con alto valor utilitario las que aparecen mejor posicionadas, precisamente porque proveen un alto valor de funcionalidad en nuestro quehacer cotidiano. Es decir, su accionar tangible hace que las personas conecten por lo que ellas les aportan en concreto.
Pero hoy en día, la complejidad y la exigencia de la construcción marcaria es mayor, viene dada por el entorno de lo que hemos vivido estos últimos años, en donde nos hemos visto enfrentados a dificultades emanadas desde diferentes flancos (económico, político, salud, social, etc). Con esto la demanda hacia las marcas ha mutado hacia una mayor exigencia y más desde la pregunta: ¿marcas, qué pueden hacer ustedes por mi?
Entonces en esto de construir marcas debemos pasar a una etapa 2.0, con propósito genuino que conecte con la comunidad a través de compromisos e iniciativas oportunas que conversen con la ciudadanía, pero no hay que quedarse solo allí. Junto con ello, es de vital importancia CO-MU-NI-CAR lo que se hace, generando un relato atractivo en primera persona, con contenidos relevantes y en diversos formatos para facilitar su comprensión. Esto es clave para lograr establecer una relación e interacciones virtuosas que nos hagan mejorar día a día, como base para establecer un vínculo afectivo.
La marca no debe ser un espectador pasivo sino más bien un actor protagónico que se involucre desde lo relevante para el quehacer cotidiano de las personas. Esto se inicia por tener una capacidad de “escucha” instalada para luego articular los contenidos prioritarios. Por ejemplo, en el contexto actual se espera y es deseable que las marcas sean sensibles con la realidad más compleja que están viviendo muchas personas con el incremento del costo de la vida.