Hace unos días atrás falleció Dieter Mateschitz, fundador de Red Bull, una de las marcas más relevantes en el mundo no sólo en la categoría de bebidas energizantes sino en todo el ámbito marcario.
Mateschitz fue un visionario que empujó un modelo de trabajo de producto y marcario de una forma implacable, que a la larga cimentaron las bases para una globalización basada la tremenda potencia del capital de marca construido… sin concesiones.
Coherente con todo esto han sido las plataformas de comunicación que ha usado la marca para efectivamente conectarse con sus consumidores repartidos a lo largo del planeta. En esto es sponsorship asociado a deportes extremos y adrenalínicos ha sido su pilar esencial. Porque es precisamente a través de ellos donde mejor se transmite la esencia y la experiencia del producto. Dentro de esto su exitosa experiencia en la Fórmula Uno ha llevado a la marca a un sitial de relevancia único.
Red Bull es una marca que realiza grandes acciones que son ejemplos perfectos de Branded Content, anunciando mínimamente sus bebidas y productos, y transmitiendo sensaciones, experiencias y formas de cambiar nuestras vidas.
Red Bull es una marca icónica, profundamente coherente y conectada con su propósito, ya que nos hace parte de parte de aquellos sentimientos de lucha, esfuerzo y logro de lo que nos propongamos en todo momento. Es una marca que para el mundo de los negocios, y particularmente para el mundo del marketing es un referente necesario e imprescindible.